Libro V: Conversación en
Atenas.
"Todo animal
se ama a sí mismo, y tan pronto como nace, procura conservarse, porque la
primera inclinación que le da la naturaleza para proteger su existencia es una
tendencia a conservarse y a ponerse en las mejores condiciones posibles
conforme a la naturaleza". P.288.
"(...) Como
cada animal tiene su naturaleza propia, es necesario que todos tiendan a la plena
realización de su naturaleza; pero los últimos y supremos bienes que buscamos
son distintos y diferentes para cada especie, y cada una tiene los suyos propios
acomodados a lo que exige la naturaleza de cada cual". P.289.
"Es
evidente que el hombre consta de cuerpo y alma, y que al alma corresponden las
funciones principales y al cuerpo las secundarias". P.294-295.
"(...)
Ciertos modos de sentarse y los movimientos lánguidos y lascivos, como suelen
ser los de los hombres corrompidos o afeminados, son contra la naturaleza, de
suerte que, aunque procedan de un vicio del alma, sin embargo, parece falsearse
en el cuerpo la naturaleza del hombre". P.295-296.
"(...) El
alma y la parte principal del alma, a la que llamamos inteligencia, posee
muchas virtudes, pero pueden agruparse en dos géneros principales: uno, el de
las que se engendran en ella por su propia naturaleza, y se llaman no
voluntarias; el otro, el de las que dependen de la voluntad, y suelen llamarse
con más propiedad virtudes, las cuales constituyen el más alto título de
excelencia del alma. Al primer género pertenece la capacidad de aprender, la
memoria y casi todas las que se comprendan bajo el nombre de talento, a cuyos
poseedores se les llama inteligentes. El segundo género es el de las grandes y
verdaderas virtudes que llamamos voluntarias, como la prudencia, la templanza,
la fortaleza, la justicia y las demás del mismo género". P.296.
"(...) De
todas nuestras facultades, las más deseables son las que tienen más nobleza, de
manera que la virtud más deseable será la de las partes más nobles que se desee
por sí misma. El resultado será que la virtud del alma se antepondrá a la
virtud del cuerpo y que a las virtudes no voluntarias del alma aventajarán las
virtudes voluntarias, que son las que con propiedad se llaman virtudes y
exceden en mucho a las otras, porque nacen de la razón, que es lo más divino en
el hombre". P.297.
"Hay, no
obstante, algunas bestias en las que existe algo semejante a la virtud, como en
los leones, en los perros, en los caballos, en los cuales no sólo vemos
movimientos corporales, como en los cerdos, sino también una especie de
actividad mental. Pero en el hombre lo principal está en el alma, y en la parte
racional del alma, de donde nace la virtud, que se define como la perfección de
la razón, la cual, según los filósofos, debe ser analizada una y otra
vez". P.298.
"(...)
Mientras la edad es débil y la mente carece de vigor, la fuerza de la
naturaleza se vislumbra como a través de niebla; pero, cuando el ánimo va
progresando y tomando fuerzas, conoce la capacidad de su naturaleza, aunque
sabe que puede avanzar más, y que por sí misma sólo está incoada". P.301.
"Hay que
penetrar (...), en el conocimiento de la naturaleza y escudriñar a fondo lo que
ella reclama; de otra manera, no podemos conocernos a nosotros mismos".
P.301.
"(...) Es
tan grande nuestro innato amor de aprender y de saber, que nadie puede dudar que
la naturaleza humana se deja arrebatar hacia estas actividades, sin que la
atraiga ninguna utilidad". P.304.
"¿Qué diré
de Pitágoras, de Platón o de Demócrito, quienes sabemos que recorrieron las más
apartadas regiones del mundo por el afán de instruirse? Los que no comprenden
estas cosas, jamás amaron algo grande y digno de ser conocido". P.306-307.
"¿Por qué
leemos con placer las narraciones fingidas, de las que ninguna utilidad puede
sacarse?" P.307.
"(...) En
las cosas mismas que se aprenden y se conocen, hay atractivos que nos incitan a
aprenderlas y conocerlas. Y así los antiguos filósofos, cuando tratan de
representar cómo será la vida de los sabios en las Islas de los
Bienaventurados, los imaginan libres de toda preocupación, sin echar de menos
nada del refinamiento y aparato que exige la vida, y sin tener ninguna otra
ocupación que la de consumir todo el tiempo en indagar y aprender los secretos
de la naturaleza. Por nuestra parte, vemos que el estudio no es sólo el
entretenimiento de una vida dichosa, sino también un alivio de las
miserias". P.308.
"Ni
siquiera los animales que encerramos para nuestro placer, aunque estén mejor
alimentados que cuando gozaban de libertad, soportan fácilmente la cautividad,
y echan de menos los movimientos libres y sueltos que les otorgó la
naturaleza". P.310.
"(...)
Hemos nacido para la acción". P.311.
"¿Qué
hombre hay tan desnaturalizado que no sienta repulsión hacia la bajeza y
aprobación de la honradez? ¿Quién hay que no aborrezca una adolescencia
libidinosa y proterva? ¿Quién, por el contrario, no amará el pudor y la
constancia en esa edad, aunque no tengan nada que ver con él?" P.313.
"(...) Se
guarda la lealtad, incluso sacrificando la utilidad". P.314-315.
"(...) ¡Por
Hércules!, tu disertación me ha resultado sumamente agradable." P.334.