miércoles, 6 de octubre de 2021

La pandemia del Covid-19 es FALSA (falsemia); el virus Sars-Cov-2-Covid-19 NO existe, ni nunca existió.

¡La falsemia del Covid-19 al descubierto! Todos los argumentos que usted debe esgrimir para NEGAR ese gran FRAUDE.

 Desde Criptozoología Uruguay

 

Sobre la falsemia del Covid-19 y asuntos aledaños...

OPÚSCULO DISCURSIVO Y REFLEXIVO ACERCA DE LA EPIDEMIA AFIRMACIONISTA Y DE LA ESTUPIDEZ HUMANA.

Por Lord Stob.

 

Mientras que existen personas pseudo-conservadoras que meramente se “cansan” de escuchar noticias falsas como la de la “pandemia de coronavirus Covid-19”, existimos otros que actuamos de forma intelectual—y no a lo bruto, como algunos quejosos de la “tercera posición” sugieren—, para combatir la falsedad de una epidemia imaginaria, de un virus imaginario.

Con este breve escrito, pienso refutar tanto a los covidianos (sectarios creyentes en el Covid-19, lo cual excluye creer en alguna otra religión seria o medianamente seria) como a los lameculinoicos alcahuetes del Nuevo Orden Mundial judeo-masón, como también aquellos “teóricos de la conspiración B”, que es como le llamo a las personas que si bien están comenzando a “despertar” (interesarse por la apasionante búsqueda de la Verdad), apenas rasgan la superficie de los asuntos, conformándose con las teorías conspirativas de segunda clase, que son las falsas, creadas por los propios gobiernos—de la Gobernanza Global—para continuar engañando a las personas, de forma más efectiva.

Por ello, debemos entender que aquí la auténtica conspiración no se trata de que “hayan creado un virus en un laboratorio chino y lo hayan soltado a propósito”, sino que lisa y llanamente, el virus coronavirus SARS-CoV-2, más conocido como Covid-19, no existe. Creer en la hipótesis del “virus chino creado en laboratorio”, es caer en una clase de teoría conspirativa B, de segunda categoría, una teoría conspirativa para principiantes, personas que recién comienzan adentrarse en el fascinante mundo de las conspiraciones o simplemente una hipótesis para dejar conforme a las masas, para que crean que algún que otro gobierno en el mundo es “malo”, pero que de todos modos sigan tragándose la falsa de la pandemia—llamémosle “falsemia”—y que le tengan miedo al Covid-19 y que sigan obedeciendo sin chistar a su gobierno, porque sino el virus los va a matar.

Pero esa postura es tonta y funcional al sistema global de opresión y cada día más cercenador de las libertades más fundamentales de la persona humana. Si una persona piensa realmente—para auto-reconfortarse—que “el Covid-19 fue creado en un laboratorio chino”, porque “existe una guerra comercial entre China y Estados Unidos”, es que o todavía no ha leído lo suficiente sobre la judería internacional, la masonería y los Illuminatis—y apenas es un neófito en las teorías conspirativas—o se está dejando engañar a propósito, o es un tonto. A ver… Razonemos un poco: por más que China y Estados Unidos aparentemente sean dos modelos antagónicos de economía y sociedad, ambos tienen bancos públicos, afiliados a la Casa Rothschild y ambos son miembros de la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), una organización que se cree la dueña del mundo, posee una bandera de la Tierra plana, con treinta y tres segmentos—el número del máximo grado de la masonería en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado—y un laurel con trece hojas, que representan los trece grados de la Orden Illuminati. Entonces, ¿qué oposición real va a existir entre China y Estados Unidos? No pasa de un mero vestigio histórico de la mal llamada “Guerra Fría”, más bien Teatro Frío, una guerra falsa donde soldados de ambos bandos fueron sacrificados, defendiendo sus ideas, las cuales no son sostenidas de forma sincera por los dirigentes de ambos bandos supuestamente enfrentados. Todo no pasó de un simple ritual de sangre, por parte de los Illuminatis: matar rusos y matar occidentales; y sobre todo, tener al mundo en pánico, para así poder controlar mejor a las personas; hablaban de “guerra fría” entre 1945 y 1991, así como a partir de 2001 comenzaron a hablar de “terrorismo” … Terrorismo falso, perpetrado por infinitas falsas banderas, comenzando por la farsa del 11S (la caída de las torres gemelas). De ahí en más, la inmensa mayoría de los “atentados terroristas”, son falsos; lo mismo que los “loquitos de las armas” que masacran gente en escuelas y liceos de Estados Unidos. No, no son “loquitos”; en muchos casos, simplemente son puestas en escena con actores de crisis; en otros casos, realmente ocurre una masacre, pero son personas controladas por técnicas de control mental MK-Ultra; un programa iniciado por la CÍA (y otras agencias gubernamentales), que comenzó con el Teatro Frío, luego dijeron que se “acabó”, pero obviamente sigue adelante y más fuerte que nunca. De hecho, la inmensa mayoría de los casos de “violencia doméstica” donde “terribles maridos” asesinan a sus mujeres e incluso, hijos, no son verdaderos, sino que son personas a las que se le ha aplicado el control mental de programación Delta (las ondas delta son las que aparecen en el sueño profundo; es decir, que esas personas no están conscientes cuando perpetúan sus actos terroristas u homicidas).

Es decir, que el mundo ya está todo controlado desde 1945, por la ONU, puesto que la inmensa mayoría de los países forman parte de ella. De hecho, el Nuevo Orden Mundial, comenzó a gestarse desde 1789; los Illuminati están desde el 1 de mayo de 1776; la masonería inglesa comenzó en 1717…

Sólo el Vaticano y los países no reconocidos, como las micronaciones, no forman parte de la ONU. Pero infelizmente, el Vaticano ya está controlado, desde (e incluso antes) el Conciliábulo Vaticano II (1962-1965); asunto que ya he hablado en numerosas ocasiones: cómo fue que la judeo-masonería Illuminati se hizo con el control del Vaticano y de la jerarquía y estructura de la Iglesia Católica, fundando una nueva secta religiosa, que—para engañar como una gran falacia del hombre de paja—usurpó el nombre de “católica”, como ya lo habían hecho los arrianos, antiguamente (siglo IV, aproximadamente). Más de lo mismo, en cierto sentido… Parece que la humanidad no aprende del pasado; ¡qué tristeza!

Infelizmente, los adversarios del hombre (estos esbirros de Satanás, léase judería internacional, masonería, Illuminati, etcétera; o más bien “Fuerza Misteriosa”), sí aprenden de sus errores y sus ataques son cada vez más peligrosos y fulminantes. En el siglo XIV ocurrió una verdadera epidemia de peste bubónica en Europa, causada por la bacteria Yersinia pestis; y mató a alrededor de cien millones de personas (entre el cuarenta a sesenta por ciento de la población europea). Esa epidemia fue ocasionada por los judíos (y sus brujos), perseguidos luego por la Santa Inquisición, organización que también se dedicó a condenar a los marranos que secuestraban bebés, para asesinarlos en rituales de sangre, entre otras, grandes bondades de la tan denostada Inquisición Católica (en sus ramas: francesa, romana, española, portuguesa, etcétera).

A principio del siglo XX—entre 1918 y 1919—ocurrió la pandemia mal llamada “gripe española”, que en realidad debería llamarse estadounidense, ya que surgió en ese país. También, fallecieron alrededor de cien millones de personas. Entre medio de ambas grandes epidemias, hubo un montón de epidemias a lo largo de los siglos, pero esas dos creo que son las más relevantes históricamente, y con ellas deberíamos comparar esta supuesta “pandemia” del coronavirus Covid-19.

Primero, debemos partir de la base—aunque sea falsa—de que el Covid-19 “sí existe”, y hacer de cuenta que les creemos a los “queridos” gobiernos (los mismos que envenenan el agua y la sal con flúor, y los alimentos con transgénicos y pesticidas nocivos, o las vacunas con timerosal/mercurio), y que confiamos en los “amados” periodistas y que creemos en la “sapientísima” ciencia de los adoctrinados por las universidades, y enchufados por el Estado… Sí, supongamos que los gobernantes son personas “nobles” y que los “científicos” son personas sabias, y supongamos pues que, en efecto, existe una pandemia del “terrible” coronavirus Covid-19; y entonces, hagámonos la sencilla pregunta: ¿estas medidas fueron tomadas con anterioridad en la historia, ante pandemias similares o peores?

En la década de 1990 ocurrió en África Occidental una terrible epidemia de ébola, y sin embargo, la prensa no se enloqueció demasiado (con tanto sensacionalismo como ahora), ni los gobiernos tomaron medidas tan enfermizas y cercenadoras de las libertades básicas, como se hace ahora. Ni siquiera en las epidemias de la gripe estadounidense (“española”) o en la peste negra, se tomaron medidas como las que se toman ahora. Nunca jamás en la historia, los médicos hablaron de “confinamiento” de las personas, como si los ciudadanos fuésemos delincuentes y tengamos que hacer prisión domiciliaria en nuestras residencias. Tampoco nunca jamás en la historia se impuso el uso de tapabocas a personas sanas; anteriormente en todas esas epidemias que cité (y en las muchas más que ocurrieron), en ningún momento los gobiernos (ni sus esbirros de la prensa, ni los alcahuetes que se llaman “científicos” o “académicos”) impusieron que las personas sanas hicieran cuarentena o usasen máscaras para cubrir parte de sus rostros. ¡Esto es una locura!, ¡una locura criminal! Totalitarismo duro y puro.

Supongamos sí, que exista el famoso Covid-19, pero la propia Organización Mundial de la Salud (sí, esa misma que tiene como símbolo a la Serpiente Antigua que cualquier persona sabe que simboliza al diablo, el mismo que le dio el fruto prohibido a Eva y ésta a Adán…) ha indicado que los síntomas del coronavirus Covid-19 son muy leves, que no es una enfermedad mortal para la población en general, y que sólo las personas consideradas de riesgo (básicamente ancianos, y algunos con enfermedades respiratorias crónicas), deberían preocuparse de morir; entonces, esa enfermedad, más leve que la propia gripe estacional y más leve que la neumonía común, ¿amerita medidas totalitarias como cerrar fronteras, ordenar confinamientos de ciudadanos honestos y sanos (prisiones domiciliarias arbitrarias, sin ningún juicio y violando las Constituciones de todos los países y la tan afamada Carta Universal de los Derechos Humanos de la ONU), medirles la temperatura para ingresar a los locales (violando la privacidad e intimidad de las personas, inmiscuyéndose en su temperatura corporal), e imponiendo el uso de tapabocas generalizado, a personas sanas? ¿Acaso esto no es el más brutal totalitarismo de la historia?

Antes, los judíos y miembros de la Fuerza Misteriosa, intentaron hacer esto miles de veces, pero recién ahora en la historia lo han logrado: paralizar a la población mundial entera, tan sólo usando el miedo. ¿Creen los conspiranoicos B realmente que (((ellos))) necesitan tomarse la molestia de “crear un virus en un laboratorio”? ¿Para qué? Si tienen otros dos virus que son muchísimos más efectivos: el miedo y la estupidez humana.

Entonces, vamos tomando notas de las cosas más básicas sobre las medidas sanitarias: cuando hubo una epidemia siempre en la historia de la humanidad, las medidas se toman hacia el enfermo, nunca hacia el sujeto sano. Se le pide al enfermo que, por favor, use tapabocas, y no salga de su casa (o del hospital donde se encuentre internado), para no contagiar a los demás; pero no se le dice a todo el mundo que se recluya en su casa y luego—cuando ya no aguanta más la economía—se les permiten salir, pero con el bozal en la boca… Sí, un bozal, porque eso es la única utilidad que tiene el tapabocas para esta falsemia; no pasa de un símbolo para cercenar la libertad de expresión; un símbolo que nos dice: “cállate, que tú no puedes opinar nada”, un símbolo de esclavitud (históricamente se les ponía a los esclavos bozales, como se les ponen a veces, a los perros). Y así han callado a todos los médicos y especialistas que se han opuesto a esta falsemia; en la televisión, sólo aparecen los alcahuetes y los “enfermos” de Covid-19, suelen ser convenientemente políticos y celebridades. ¡Claro, si eres una celebridad eres propenso a enfermarte de Covid-19!, ¡¿cómo no?! Ser político o famoso, es un factor de riesgo para el virus imaginario. Ya con este argumento, la mayoría de las personas debería darse cuenta de que en realidad el Covid-19 sencillamente, no existe; y todo no pasa de una gran farsa gubernativa-mediática-académica.

Pero, muchos podrán argumentar: “hay gente que se está muriendo, y muriendo en los hospitales”. Y la respuesta es muy sencilla: por supuesto, hay muchísima gente en el mundo, miles y hasta millones de personas muriéndose en hospitales (y en muchos lugares más); pero, ¿por qué creer en las mentiras del gobierno y de la prensa? Miles de personas mueren todos los días, en todos lados y no pasa nada; nadie se escandaliza. Principalmente los ancianos… Todos los días se mueren millones de ancianos, y nadie nunca dijo nada sobre ello, en los años anteriores a 2020. Parece que la incultura de la inmediatez ha hecho perder la memoria (y la cordura) a millones de personas; ¡ay la falta de memoria!, por eso todavía siguen apoyando a los políticos de la democracia (léase “demoniocracia”, que sería un término más adecuado). Cada año, por día, mueren más de un millón de personas de tuberculosis, más de ochocientas mil personas de hepatitis B, más de ochocientas mil personas de neumonía común, setecientos mil personas de SIDA (si es que éste existe), otros setecientos mil de malaria, más de tres millones de personas por enfermedades cardiorrespiratorias; pero… ¿a quién le importa? La prensa no dijo nada de esos datos, que los leí en la página oficial del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC). En el año 2019 nomás, fallecieron sesenta y un mil personas de gripe, sólo en los Estados Unidos, y nadie dijo nada.

Ahora, en el 2020, mágicamente parece que surgió una “pandemia mortal, que nos va a matar a todos”, ¡ridículo! Debería darle vergüenza a los alcahuetes que usan tapabocas en la vía pública; deberían apagar la televisión y encender sus cerebros; dejar de escuchar las noticias falsas de la mugrosa prensa occidental; y ponerse a reflexionar un poco, mínimamente, para darse cuenta de que el Covid-19 no existe. Las estadísticas del CDC y de la propia OMS, demuestran que antes de 2020, hubo un montón de muertes por otras enfermedades y nadie se escandalizó, nadie opinó nada. Lo único relevante, era que en los últimos años—ya desde el 2002, cuando ya nos estaban asustando con el “terrorismo”—ya nos venían condicionando mentalmente para que creamos en el Covid. Nos venían exagerando en las noticias sensacionalistas, con las epidemias de ébola, gripe aviar, gripe porcina, etcétera; de la cual, lo único que podría asustarnos un poco, sería el ébola; pero asustarse de una gripe es ridículo; y asustarse de una enfermedad respiratoria levísima como el Covid-19 (que, en realidad, ni siquiera existe), es bien de imbécil. Y no importa que uno sea un viejo o esté en otro grupo de riesgo; si yo fuera viejo (que algún día espero serlo), sabría que “de algo hay que morir”, y si estoy en grupo de riesgo (y de hecho, yo lo estoy, porque tengo vegetaciones rinofaríngeas y además estoy en el ámbito de la salud), tampoco me preocupo, porque… ¡Lo más básico y fundamental de toda esta cuestión!: no nos toca decidir a nosotros, cuando morimos y cómo morimos, sino a Dios. Si nos toca morir por una epidemia, bueno, que así sea. No debemos más que aceptar estoicamente nuestro destino. ¿Acaso millones de personas no mueren todos los días, de cáncer o enfermedades cardiorrespiratorias reales? ¿Acaso millones de personas no son asesinadas (o se suicidan) o mueren en accidentes? ¿Y a quién le importa todo eso? ¿Por qué no hablan de todas las personas que mueren todos los días? Porque la verdad, eso es irrelevante; morir forma parte de la vida, y a todos nos llegará nuestra hora; por lo cual, morir no nos debería preocupar; ¡sino que nos debería preocupar cómo vivir! Además, mucho menos hablan de todos los que logran nacer, todos los días… cuando no los masacran con el genocidio del aborto inducido, que es lo que más mata en el mundo, pero, ¿a quién le importa? Si ahora, muchísima gente considera que asesinar niños no-natos es un “derecho”. ¡En fin! ¡Si será importante preocuparse por cómo vivir!

Porque luego de morir seremos juzgados y se nos juzgará por cómo hayamos vivido en esta existencia. Y, ¿a quiénes Dios tendrá más consideración, sino a las personas que vivieron rectamente y sin temor a morir o a engriparse de una tontería como el imaginario Covid-19? Ciertamente no a los cobardes que le tienen miedito estúpido e irracional a un supuesto virus, que causa menos daño que una gripe común; un virus imaginario que tiene una tasa de mortalidad imaginaria menor al cuatro por ciento, ¿es como para que nos desvele en nuestras vidas?, ¿es como para causar preocupación real? Y lo más importante, ¿justifica las medidas totalitarias tomadas por casi todos los gobiernos del mundo? Paralizar la economía, matar a gente de hambre… Tenerle miedo al Covid-19, es propio de cobardes (e idiotas), y sepan bien que Dios que está en el Cielo, no soporta a los cobardes que le tienen miedo a un virus de fantasía, cuyos supuestos síntomas, son más leves que la gripe común.

Así entonces, si una persona se dice “cristiana”, no sólo no debe tenerle miedo al Covid-19, sino que, a esta altura, y en virtud de todas las evidencias—muy obvias—no debe creer en la existencia del Covid-19. Es un falso ídolo, que quiere ser adorado, nada más. O mejor expresado: es el Gobierno Mundial—¿el Anticristo? —quien quiere que todos se arrodillen ante él y lo adoren. Pero un cristiano, no puede servir a dos señores; un cristiano sólo sirve a Cristo, ¡no a Belial! Por ende, los cristianos o católicos, no debemos creer ni siquiera en la existencia del virus coronavirus Covid-19; y esto todo, sin mencionar que, quizás ni siquiera existan los coronavirus, o los retrovirus o ningún virus, y todos no sean más que moléculas tóxicas (toxinas); pero eso, ya es una conspiración todavía más profunda, y no quiero confundir a los lectores con ese asunto.

Por lo pronto, basta entender que, el Covid-19 no existe, ya que los científicos alcahuetes de la OMS alegan que el Sars-Cov-2, se trata de un tipo de coronavirus que era una zoonosis y “misteriosamente” (por no decir “mágicamente”) “mutó”, para pasar de animales a humanos. Lo más chistoso, es que, si uno se fija en las noticias y le hace un seguimiento básico, se da cuenta de que la OMS, primero decía que era por culpa de los chinos que comían murciélagos en forma de sopa; luego, por culpa de los pangolines, y hasta el final, le terminaron echando la culpa a los salmones. Si uno se fija en las noticias actuales, pero recuerda las de un par de meses atrás, se dará cuenta muy fácilmente de las contradicciones. Además, esto todo de las “mutaciones” y “saltos de una especie a otra”, la gente se lo cree de forma fácil, porque ya están condicionados mentalmente con el fraude del evolucionismo: esa farsa que dice que, gracias a las mutaciones, una especie se transforma en otra (“evoluciona”), una hipótesis absurda, jamás probada ni demostrada por la ciencia. Entonces, ya condicionados con ese fraude de la ciencia, las personas les resulta mucho más fácil, tragarse la mentira de que un virus zoonótico pasa al ser humano por arte de magia (“mutación”, le dicen ellos). No contentos con ese fraude, alegan que el virus Covid-19 mutó una vez más, desde febrero hasta la fecha, y que por eso es difícil hacer una vacuna… Sobra decir, que esa supuesta “vacuna”, no será la cura (no puede ser la cura de algo que no existe), sino muy probablemente, un verdadero virus, bacteria o patógeno, que podría causar una verdadera enfermedad endémica, a través de toxinas muy nocivas para el organismo humano. Quién sabe… Pensar que Alex Jones dijo hace diez años atrás, que (((ellos))) estaban luchando en contra del sistema inmune de los seres humanos.

Otro factor a considerar, que también sirve para desmontar esta falsemia, es la farsa del tapabocas. Algunos estudios han demostrado que las gotitas de Flügge—que son las que uno expulsa cuando espira, estornuda, etcétera—se pueden esparcir hasta ocho metros de distancia; así que, de existir el virus, el distanciamiento social de un metro o dos, es otra mentira. Además, ¿acaso nadie ha visto—en las películas o en la vida real—cómo están vestidos los científicos que trabajan con un virus mortal? No usan sólo tapabocas, sino que se ponen un traje entero que les cubre todo el cuerpo y además, todavía, esterilizan ese traje, limpiándolo muy bien. Así que si existiera una pandemia y se siguiera la “lógica” errónea de que todo el mundo debe usar tapabocas, lo más sensato sería usar uno de esos trajes de protección biológica… Pero claro, sabemos que un virus es mucho más pequeño que una bacteria, y que, si una bacteria pasa por los poros del tapabocas, obvio que también lo hará el virus (del mismo modo que el VIH pasa por los poros del preservativo masculino); además de que—por más que sea respiratorio—puede entrar por cualquier otro lugar del cuerpo, principalmente por las manos, y después uno se toca la nariz, etcétera, y ahí entra fácilmente…

Profundizando sobre lo que predijo el teórico de la conspiración Jones, debemos de tener en cuenta que el tapabocas dificulta la respiración normal, ya que cubre la boca y la nariz. Lo habitual es que respiremos por la nariz, tanto la inspiración como la espiración. Obviamente que cubrirse todo el tiempo—que uno sale fuera de la casa, o que va a un centro educativo, a trabajar, etcétera—genera una molestia hipóxica, que hace que uno termine cada vez más respirando dióxido de carbono, intoxicándose con el propio aire enrarecido; además de que, el uso excesivo de tapabocas es un asco, que se llena de bacterias que uno tiene en la boca, pero que al pasar a esa prenda, pueden pasar a otras partes del cuerpo e incluso a otras personas. En realidad, lejos de prevenir ningún microorganismo, el tapabocas está contribuyendo a la diseminación de bacterias; microorganismos que, en gran parte constituyen la flora normal de nuestro organismo, en determinada parte del cuerpo, pero si van a otra parte (o a otra persona), generan patologías. Este desequilibrio bacteriano, sumado a la hipoxia del tapabocas, inhibe el sistema inmunológico humano. Además, si realmente existiera el Covid-19, siendo una enfermedad con síntomas tan leves, lo mejor y más sensato sería que todos nos contagiásemos a propósito con el virus—como antiguamente la gente se contagiaba con varicela (mi caso, por ejemplo)—para que nuestro sistema inmune adquirido generase inmunidad, es decir, que nuestros linfocitos B y T, pudieran generar memoria, ante los patógenos. Esa es la idea original de las vacunas, la cual es una buena idea: enfermarse a propósito con un microorganismo atenuado, para que así el organismo genere inmunidad y ya para la próxima infección esté mejor preparado para ello. Infelizmente, las vacunaciones—forzosas en muchos países, como Uruguay, que obligan a los niños a vacunarse, del mismo modo que los obligan a ir a la escuela, etcétera (sí, la misma clase de gentuza, que después se queja porque los cristianos bautizamos a los bebés)—se han tergiversado de tal manera, que la farmafia (la mafia de las farmacéuticas controladas por los Illuminati), ha aprovechado para esparcir las enfermedades, colocando toxinas como timerosal (mercurio) en las vacunas; porque así, es mejor para la farmafia y la medicina fraudulenta, que el paciente sea un eterno enfermo y nunca se cure… Por eso existe el fraude de la psiquiatría, por ejemplo; porque a (((ellos))) no les sirve para nada que los “locos” se curen. Con el asunto del Covid-19, lo vemos con evidentísima claridad: cómo esta gentuza abyecta Illuminati, judeo-masónica, está luchando por destruir el sistema inmune innato y adquirido de las personas: por eso, ellos son capaces de incentivar que las personas realicen una exagerada desinfección de los ambientes (por supuesto, que es correcto ser limpio, pero tampoco hay que exagerar; salud es equilibrio), para que las personas se queden sin bacterias favorables para nuestro propio organismo.

Tengamos en cuenta que el tapabocas o bozal, un dispositivo usado para perros y hombres esclavizados, es una prenda de tipo obstructora y compresiva; es análogo al uso del preservativo masculino. El bozal termina a la larga, atrofiando a la vía respiratoria alta, dejando más débil al sistema inmune innato, puesto que los pelos de la nariz son muy útiles para retener a los microorganismos nocivos, dejando pasar todo aquello que sea positivo para nuestro organismo. Ocurre pues, casi lo mismo que con el preservativo masculino, el cual más allá de ser una aberración anticonceptiva—opuesta a la generación de vida y perpetuación de la especie (algo que evidentemente estos esbirros Illuminati, odian con todo su ser)—con su uso prolongado, termina ocasionando una atrofia peneana y su consecuente impotencia sexual. Apretándose el pene con el satánico preservativo (hecho de azufre, símbolo típico de satanismo), los vasos sanguíneos peneanos—que son los que llenan de sangre el cuerpo cavernoso, para que se quede erecto y pueda cumplir su función reproductiva—se ven atrofiados, de forma análoga a como el corsé femenino puede ocasionar atrofia muscular. Por eso la importancia de que las personas deban usar ropas holgadas—nunca apretadas, como es la aberrante moda actual, unisex, además… —como hacían griegos y romanos en la Antigüedad, o en gran parte de la Edad de Oro de la Iglesia (mal llamada “media”). También tuvimos el caso de una cierta moda decimonónica, en el cual algunas mujeres gordas, se atrofiaban los pies, usando zapatos apretados; o la moda extraña de ciertas tribus que se aprietan el cuello, para que les quede estirado; o también, lo hacen con la cabeza. Como puede verse pues, la compresión de determinadas partes del cuerpo, sólo pueden llevar a la atrofia de esa parte del cuerpo, con la finalidad de destrozar el sistema inmune. Si bien el caso del tapabocas no es tan grave, como para generar una atrofia permanente—puesto que el tapabocas no es demasiado compresivo—sí puede predisponer a debilitar la vía aérea superior, en cuanto a sus estructuras del sistema inmune innato, como lo son, los vellos nasales.

Además, debemos considerar otra cosa muy básica: al inicio de la falsemia, la OMS dijo: “no es pandemia”. Eso fue en enero, bien al principio del año 2020. Ya en febrero dijeron: “Sí, sí es pandemia”; en marzo dijeron correctamente que “los tapabocas no son efectivos” (y es lógico, los tapabocas les sirven, por ejemplo, a los cirujanos por un tiempo, para protegerse a sí mismos y al paciente, durante una cirugía; o para los pacientes que están infectados de alguna enfermedad transmisible por vía aérea); un mes después, se volvieron a contradecir diciendo: “todos deben usar tapabocas”. Al mes siguiente agregaron: “no usen hidroxicloroquina”; y luego, un mes más tarde dijeron: “úsenla”; y así sucesivamente… Como puede apreciarse, basta leer la noticia un mes y molestarse mínimamente en compararla con el mes anterior, para darse cuenta de que la OMS se contradice todo el tiempo, es decir, ¡mienten abiertamente!

Y también, no puedo dejar de mencionar los famosos tests de “detección” del Covid-19, que están basados en el estudio de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). En realidad, voy a tomar las palabras del propio inventor de esa técnica, el Premio Nobel de Química de 1993, Kary Mullis, quien dijo que ese test no sirve como diagnóstico para enfermedades virósicas respiratorias. Suponiendo que el Sars-Cov-2 existiese, su cadena de nucleótidos de ARN (es un retrovirus), son de treinta mil; pero el test PCR sólo replica doscientos de ellos, que pueden ser entonces comunes, a cualquier otro coronavirus o incluso de otros tipos de virus; y claro, todo esto, admitiendo que existiera el Covid-19, y admitiendo que existiera el ADN o el ARN como compuestos de codificación genética, cosa que en realidad es falsa, pero para ello, entramos ya, en otras conspiraciones aún más profundas. Basta decir que el ADN y el ARN sí existen, pero son simples moléculas, que no explican la totalidad del trasfondo genético de los seres vivos.

Así entonces, vemos que el PCR no sirve como test para detectar el supuesto Covid-19, y así, dicha técnica detecta cualquier otra dolencia respiratoria parecida. Además, uno de los principios más básicos de la medicina es que, el diagnóstico de las enfermedades se basa en la clínica, ¡no en las paraclínicas! Los tests y otros estudios son complementarios, o confirmativos, pero primero, hay que basarse en la clínica: en el conjunto de síntomas y signos que presenta el paciente. Si notamos que el supuesto Covid-19 posee todos los mismos síntomas que la gripe o que la neumonía común, entonces, ¿por qué creer que es una enfermedad distinta? ¡Ah, porque lo dijo la OMS! Claro… (¿?).

Ahora bien, como vemos, las pruebas de la inexistencia del Covid-19 o Sars-Cov-2, son abundantes; son como una lluvia copiosa que cae de forma estrepitosa sobre el tejado. Sólo no la ve, quien no quiere ver; infelizmente, la mayoría de las personas no lo quiere ver, porque el Covid-19 de una manera, los reconforta. Se sienten “protegidos” por el Gobierno Mundial del (((Nuevo Orden Mundial))). Como buenos esclavos, confían en sus amos y creen que, si son obedientes y sumisos, se van a “salvar”.

Por eso, el aparato represivo del Gobierno Mundial, necesita de—y aquí hablaré del otro gran punto importante de este mi pequeño y humilde opúsculo—sus alcahuetes de la falsa conspiración, es decir, los lameculinoicos. Éstos son personas que alegan que las conspiraciones no existen (que vivimos en un mundo idílico, donde “todos somos nobles y bondadosos”), salvo, la “conspiración” que hacemos nosotros los teóricos de la conspiración (los “conspiranoicos”), “personas retrógradas”, “fanáticos religiosos”, “malvados”, que “queremos dominar el mundo y someterlos a todos bajo el yugo del totalitarismo fanático de la Iglesia Católica” … ¡Qué ironía!, pero hay gente que piensa de esa forma tan tonta, completamente opuesta a la realidad del mundo en que vivimos.

Ese tipo de gente—los lameculinoicos—son capaces de difamar abiertamente a quienes nos oponemos a sus sofismas y escriben vómitos pseudoteológicos y pseudocientíficos, en bitácoras ridículas, afirmando cosas como “no pienso decir que el virus no existe y que todo esto es una conspiración planeada por Bergoglio, la banca internacional, el FMI, los iluminatis y el vecino que pasea los perros y ensucian en la puerta del edificio donde vivo”. Esto es una cita de Raúl Miguel de Sursum Corda, más conocido por mí, como Raulito el Heresiarca (o Rolmigas, en delante de este artículo), quien me ha difamado en Argentina, diciendo pestes de mí: que soy “loco”, que “fumo marihuana”, que “soy multicuentas”, que “soy El Cuervo”, que “me persigue Interpol”, etcétera; además de intentar ridiculizarme en su blog idiota, e intentar amenazarse con Interpol y demás tonterías. Es más, yo a ese tipejo, lo denuncié a la Policía—ya presumiendo de entrada, que no serviría de nada—por haberme difamado en su estercolero al cual le llama “blog de escritura, fe y razón” (¡es un blasfemo!), pero obviamente, la dizque “Justicia” uruguaya no está para eso; pero no me importa, a mí ni siquiera me importa que me difamen, porque yo sí soy un defensor auténtico de la libertad de expresión. Que digan lo que quieran de mí, y sólo confirmarán que soy bienaventurado y bendecido por el Señor, ya que somos bendecidos los perseguidos, difamados e incluso perseguidos por causa de defender la Justicia (la de verdad, no esa farsa que le llaman “Poder Judicial” y ellos se autodenominan soberbiamente de “Justicia”). Mi denuncia sólo la realicé a modo de experimento científico, para comprobar la corrupción de la “justicia” de los hombres, para dejar en evidencia, cómo ellos pueden difamar libremente, pero a los que difundimos la verdad, no tienen pudor en intentar meternos en prisión, por supuestos “delito de odio”, es decir, delitos imaginarios, porque son inconstitucionales y violatorios de los derechos humanos. Lo que sí existe es libertad de pensamiento y de expresión, e incluso de acción, siempre y cuando no agredamos a otros; el llamado principio de no-agresión de nuestra ética cristiana y anarcocapitalista/anarcoindividualista.

Pero como notamos en esa cita de arriba—de Rolmigas—ya de entrada, apela a la falacia del ridículo, porque sabe que no puede convencer a sus lectores, sino mintiendo. Ya lo advertía Chesterton que, en el fondo, las falacias no son más que mentir (cita no sic y de memoria).

Más adelante, Rolmigas, en su vómito de mil doscientas veintitrés palabras—que él alega que es un “artículo”—declara: “En lo personal descreo de las teorías conspirativas, y puedo decir que cuando escucho algún enunciado que tiene la capacidad de explicar absolutamente todo siento una especie de desconfianza.”

            Otra falacia más, del hombre de paja en este caso: ponernos palabras en la boca que los teóricos de la conspiración no decimos; nunca proclamamos enunciados que tengan la capacidad de explicar absolutamente todo. Simplemente cuestionamos las cosas que la mayoría de la gente afirma sin pensar. Afirmar—lo propio del afirmacionismo—es lo más fácil que existe para el cerebro en general, y para una neurona en particular: simplemente la neurona capta el dato y lo recibe como tal, sin procesarlo y por ende, sin poder convertirlo en información útil. Afirmar no es más que captar, pero para negar se debe procesar, porque primero hay que cuestionar la información; de hecho, para la neurona le toma más tiempo la negación que la afirmación; por eso que el afirmacionismo de la gente sea más habitual que el negacionismo. Para negar, primero hay que pensar, poner en dudas las afirmaciones que se reciben; leer, investigar, observar, analizar, reflexionar, profundizar en los asuntos.

            Pero no es el caso de Rolmigas, él simplemente afirma lo que unos “curas” (falsos, de las sectas pseudo-tradicionalistas y ahora, “ortodoxas”, es decir, cismáticos orientales) le dijeron acerca del “bautismo” imaginario de deseo, sangre y fuego; bautismo que, como bien indica el teórico de la conspiración y gran guía espiritual Citreth—el Conde de Rockdale—ni siquiera es “bautismo de deseo” (no es el “bautismo” de deseo medieval, para los catecúmenos, al cual se referían de forma errónea los teólogos de la época); no, es ni más ni menos que el indiferentismo religioso condenado por el Papa León XIII; un indiferentismo que—al igual que el Vaticano II con la Constitución dogmática Lumen Gentium—afirma que “todo el mundo se salva, porque sí nomás”. En resumen: en eso creen Rolmigas—y su secta raulmiguelista—, así como Logan—y su secta loganiana—, el resto de los falsos “tradis” o falsos “sedevacantistas” (incluyendo muchas sectas falsamente “conclavistas”), y el mismísimo Vaticano Segundo.

            Entonces, no es de extrañarnos que Rolmigas se maneje todo el tiempo con falacias, puesto que, el Magisterio de la Iglesia—y la propia Biblia—dicen una cosa, pero el dice otra, del mismo modo que los protestantes cuando “interpretan” la Santa Biblia, a su gusto y disgusto, de acuerdo a sus propias conveniencias momentáneas. Los católicos auténticos en cambio, hemos decidido voluntariamente por nuestra razón—y con fe—aceptar el dogma de la Iglesia y todo lo que dice la Biblia; entonces, si en la misma Biblia dice que el príncipe de este mundo es Satanás, y vemos actualmente que éste está representado por la ONU (como expliqué anteriormente, con toda su simbología Illuminati-satánica), ¿por qué vamos a ser lameculinoicos y creer en las mentiras de la OMS? ¡Es absurdo! ¡Un auténtico atropello contra la fe cristiana y contra la razón y el sentido común! Sentido común, el cual, por cierto, parece que, para algunas personas, ha cambiado su significado: ya no quiere decir más, “el común de los sentidos”, como lo indicaba Aristóteles (otra cita no sic, de memoria), sino que “lo que piensa el común de la gente”. ¡Pardiez! ¡Cómo el colectivismo ha carcomido la inteligencia de las personas!

            Entonces el energúmeno Rolmigas rebuzna: “En efecto, he oído a varias personas reproducir los comentarios de una médica, conservadora, famosa por su lucha pro-vida y ferviente militante anti-vacunas. No dudo que la Dra. Chinda Brandolino realizó un excelente trabajo en la lucha contra el aborto. Tampoco niego sus excelentes argumentos contra la ideología de género. Ahora, cuando habla sobre las vacunas… y cuando empieza a discurrir sobre la actual pandemia, me recuerda a la Dra. Lynn Margulis, quien negó la existencia del SIDA.”

            Aquí vemos una falacia ad hominem en la última parte, además de falacia de la falsa comparación o una analogía que no viene al caso, ya que se debe analizar cada afirmación, y luego negarla si viene al caso, sin entremezclarlas. Además, no demuestra nada, sino que sólo se limita a poner unos puntos suspensivos, insinuando que negar la “pandemia” del Covid-19 es una “estupidez”, cuando como vimos, es completamente, al contrario. Pensar que este tipejo, en sus difamaciones en mi contra me calificó de “infiltrado”; obviamente es una proyección psicológica de su parte—algo muy común en judeo-masones—puesto que él está confirmando lo que él es en realidad: un “infiltrado”. Si hasta en “Nacionalismo Católico San Juan Bautista”—envenenados por la “tercera posición”—me tienen rabia, porque censuran mis comentarios libertarios, todo sea para insultar a Agustín Laje y en el fondo, defender a su cripto-masón Hitler, quien perdió la guerra alemana a propósito, para que después los sionistas pudieran congraciarse con su famosísimo “holocausto” imaginario, repetido ad nauseam por todos los medios posibles.

            Y así, Rolmigas el heresiarca y archienemigo de la Verdad, se burla: “El tradicionalismo tiene la increíble capacidad de aferrarse a las teorías más extrañas, rimbombantes e incluso contradictorias que pueden existir. Así por ejemplo ahora vacunar a los niños es una locura, usar tapabocas es una idiotez, lavarse las manos una muestra de fariseísmo y creer que las personas se mueren a causa del COVID 19 la confirmación de que estamos alineados con la sinarquía y por supuesto con Bergoglio y su iglesia… (¡Whoa!) Naturalmente esto no termina aquí, porque existe, según esta especie de orgía conspiranoica una relación directa entre el 5G y la COVID 19 (¡Whoa! ¡Whoa! ¡Whoa!).”

            Como vemos, todo este párrafo nauseabundo no es más que una confirmación de lo que los teóricos de la conspiración afirmamos: esa es la forma perfecta de alcahuetear a la Gobernanza Global; aceptar todos sus dogmas falsos y proclamarlo a vivas voces; apelando a la burla y a la tergiversación de conceptos. Por supuesto que si una persona que se dice “cristiana” (cuando en realidad es cismática oriental), como Rolmigas, apoya la existencia del Covid-19, es lógico que es un alcahuete, que se alinea con el Antipapa Bergoglio. La secta del Vaticano II no titubeó en arrodillarse ante la Gobernanza Global y cerrar sus “misas” (servicios religiosos protestantes, en realidad), y luego, imponer el uso de tapabocas. Claro, que todos usen tapabocas en la iglesia, pero las mujeres no se dignan en cubrir sus cabezas con mantillas, ofendiendo a los ángeles. ¡Una falta total de coherencia mínima! Y este engendro de Rolmigas, no tiene pudor en efectivamente, alinearse con Sinagoglio, y burlarse de los únicos verdaderos cristianos (católicos, apostólicos y romanos, sí, ¡ro-ma-nos!, no rusitos, jugadores del soviético Tetris); calificándonos finalmente de forma blasfema de personas que participamos en “orgías” de conspiranoia. ¡Y él que participa en la orgía satánica de alcahuetear a los Illuminati de la Fuerza Misteriosa! Y pues no, no existe relación directa entre 5G y lo que no existe; una vez más, cae en la falacia del hombre de paja, sólo para poder alegar que nosotros presentamos “contradicciones”; así pues, cae también en la falacia de la falsa contradicción, que es exactamente la misma falacia en la que les encanta caer los “ateos” (negadores de Dios), cuando rebuznan como bestias que “la Biblia se contradice”. ¡La Biblia, que es la obra más hermosa, sublime, excelsa, sagrada, perfecta, lógica e intelectualmente insuperable que existe! ¿Quién puede rebatir, aunque fuera un solo enunciado presentado en tal magnífica obra?

            Entonces, Rolmigas el energúmeno vomita: “Por empezar la enfermedad existe. Les puedo asegurar que existe. El virus SARS-COV-2 se aisló (2685 muestras) y se secuenció: 30 mil bases de nucleótidos: A, C, G o T, identificándoselo como miembro de un grupo mucho más grande, la familia de coronavirus, orden Nidovirales. No obstante, como ahora cualquier persona es experta en todo, y las publicaciones científicas son poco ante un presbítero irresponsable que grita a un micrófono, me limito a mostrarles el fragmento completamente secuenciado del SARS-Cov-2”.

            Como vemos, este párrafo está plagado de la falacia de autoridad, ¿y qué autoridad obedece él, sino sus queridos “expertos” de la OMS, léase ONU, entiéndase Fuerza Misteriosa (judeo-masonería Illuminati, reptiliana, nefilim)? Sobre la refutación sencilla de ese párrafo, me remito a lo explicado precedentemente, y confesado por el propio autor de la técnica PCR. Acto seguido, el falaz sofista promotor del totalitarismo, coloca en su vómito (no le puedo llamar “artículo” a eso), un montón de letras, que supuestamente representan las “bases nitrogenadas”. Rolmigas se queja de que supuestamente “cualquier persona es experta en todo”, cuando en realidad es totalmente, al contrario: nadie es experto en nada (tampoco yo). Al menos yo, procuro leer, informarme, investigar y sobre todo, reflexionar sobre todos los asuntos que me interesan; no repito como un loro, la primera subnormalidad que dice un supuesto “experto” (muchas veces un simple actor) de la OMS o de los gobiernos, que aparece en televisión hablando sobre el Covid-19 (o cualquier otro asunto), y un día dice A, y el otro día dice no-A, y todo lo hace con el mayor caradurismo, mientras el público aplaude y obedece sin chistar. “Pan y circo”, era en el Imperio Romano pagano; “pan y circo” continúa siendo hoy, bajo este Imperio masón y pagano.

            Ahora pasemos a otro párrafo más contundente de alcahuetería por parte de Rolmigas, quien arroja: “No es la primera vez que el negacionismo se extiende por el mundo tradicionalista y conservador. Está el negacionismo del HIV-SIDA (todavía recuerdo a un sacerdote que decía que era una enfermedad sólo de homosexuales… en la década de 2010), el movimiento anti-vacunas (que crece día a día entre los tradicionalistas), el negacionismo de la perversidad del nazismo y del fascismo en general (como si olvidaran que se trató de un movimiento político neo-pagano…) y ahora el negacionismo de la enfermedad que, si bien no tiene la tasa de mortalidad que habían pronosticado los infectólogos… existe y hay personas que mueren.”

            Como podemos contemplar de forma pasmada, este engendro de Rolmigas, no sólo afirma la pandemia imaginaria del Covid-19 imaginario, sino que se burla de todos los demás tradicionalistas y conservadores, insinuando que estamos “infectados” por el “virus del negacionismo”—como si éste fuera algo malo, cuando en realidad el negacionismo es muy bueno—, sino que afirma palabra por palabra todos y cada uno de los falsos dogmas sostenidos por la Gobernanza Global y el Vaticano Segundo. En su lista apestosa, enumera los siguientes dogmas del colectivo dominante: “el SIDA existe”, “las vacunas siempre son buenas” (lo que implica “los gobiernos son buenos”), “el fascismo es lo mismo que el nacionalsocialismo, y ambos son perversos”, y él, es la misma persona que afirma: “el bautismo de deseo existe y es un sacramento de la Iglesia”; también es la misma persona que escupe sobre Roma (la Roma Eterna, claro; no la del Vaticano Segundo), reniega del catolicismo (único cristianismo auténtico) y abraza el cisma oriental, embadurnándose en la negación (en este caso de un dogma cristiano, ni más ni menos que del Credo Niceno-Constantinopolitano) del Filioque, u oponiéndose a la inmaculada concepción de la Santísima Virgen María, o, tal cual buen protestante, negando la primacía del Papado de Roma, burlándose en la cara del Papa Bonifacio VIII—con su bula Unam Sanctam—que dice que toda criatura humana debe someterse al Soberano Pontífice para salvarse, etcétera, etcétera, etcétera. Este tipejo abyecto, es capaz de negar todos los dogmas cristianos, al mismo tiempo que se revuelca en el lodo, vómito y excremento revuelto de los dogmas cientificistas, positivistas… ¡judeomasones! El famoso “árbol de la vida” o “cábala”; eso es lo que Raulito el sionista, alaba.

            La gran mayoría de los supuestos conservadores y tradicionalistas que se dicen “católicos”, sin embargo, no están de acuerdo con Rolmigas en la mayoría de esos afirmacionismos que él abraza; pero infelizmente, ellos siguen el indiferentismo religioso (léase la Lumen Gentium y el famoso Protocolo 122/49 o Suprema haec sacra) etiquetado como “bautismo de deseo”. Los Dimonds (los del Monasterio de la Sagrada Familia de Nueva York), son una notable excepción a esto, en el panorama tradicionalista, aunque infelizmente, poseen otros errores, comenzando por el hecho que ellos insinúan ser los Dos Testigos del Apocalipsis (y no le aciertan en sus profecías), y continuando porque ellos alegan que el bautismo no es para los del Antiguo Testamento (retrospectivamente) y están en contra de la abstinencia sexual o método del ritmo y durante el amamantamiento, cosa que sí está permitida por la Iglesia Católica; el resto de la anticoncepción es satánica y está prohibida por la Iglesia.

            Como vemos, la gran mayoría del panorama “tradi”, están engañados pienso yo, por la falta de cohesión entre los sacerdotes sedevacantistas, aunque también por su falta de fe, cayendo en errores tontos, que niegan el dogma Extra Ecclesiam Nulla Salus; uno de los dogmas más importantes del cristianismo. Rolmigas lo niega, Logan lo niega, “Nacionalismo Católico San Juan Bautista” lo niega (¡pobre San Juan Bautista!), los cismáticos orientales lo niegan, los protestantes lo niegan, y todos siguen subrepticiamente y en las esencias al espíritu del Vaticano Segundo. No importa que todos ellos desprecien al Antipapa Pancho Payasogoglio/Sinagoglio; todos ellos están en comunión subrepticia con él, puesto que abrazan el falso dogma de la “salvación universal”. Y esa falacia es incluso peor que la típica mentira protestante del sola fide; para el sola fide, por lo menos hay que tener fe; pero para estos imbéciles del Vaticano II, ni siquiera se necesita de fe, basta sólo decir tonterías como “todos somos uno” o “Dios existe y lo demás no importa”, y ya está… ¡Con eso se consideran salvados! Incluso, hasta los “ateos” se “salvan” dentro del Vaticano II.

            Pero siguiendo el hilo de refutación a Rolmigas, notamos que él afirma el SIDA, sin dar ninguna prueba de ello (ya que nunca se comprobó si la supuesta imagen de “descubrimiento” del VIH en el microscopio electrónico, era cierta o no), todavía tiene tiempo para burlarse de un sacerdote, quien dijo correctamente que “el SIDA es cosa de sodomitas”. Si bien es cierto que heterosexuales pueden contraer ese síndrome (suponiendo que existiese, claro está), es una obviedad que esa enfermedad comenzó con los sodomitas y ellos son quienes mayormente las padecen. Todo católico sabe, que las enfermedades en general son castigos de Dios hacia la humanidad por sus pecados; y particularmente las enfermedades de transmisión sexual son un castigo hacia los degenerados, especialmente, hacia los sodomitas; claro, también existen los degenerados heterosexuales, como los adúlteros y fornicarios; algo muy común en estos días, donde se le llama “novia” a la mujer con la cual se copula, antes del matrimonio. Eso de entrada, es un pecado horrible contra la castidad y contra la moral cristiana más básica… Triste que haya gente que se autodenomine “católica” y “conservadora”, y cometa fornicación, o peor aún, ¡cometa fornicación y use anticonceptivos! ¡Es una falta de respeto total a Cristo y a los santos! Y lo que hace Rolmigas—y todos los seguidores del “bautismo de deseo”—no pasa de una tremenda falta de respeto, hacia Dios, la Virgen María y los santos, muchos de esos santos, héroes y mártires, que arriesgaron sus vidas (o la perdieron), sólo para poder bautizar a los niños y paganos. La gente que cree en la “salvación por ignorancia invencible”, sencillamente se burla de los santos; están casi al mismo nivel que la gente que se divorcia, aunque yo personalmente pienso que los divorcistas son de lo peor, mucho peor que los asesinos, ya que matar a alguien, a veces podría justificarse y uno siempre puede arrepentirse, pero, ¡romper un juramento sagrado! ¡Un sacramento como lo es el matrimonio!

            Esta gentuza herética, se burla de los sacramentos: del matrimonio (con adulterio, fornicación y lo espantoso del divorcio), del orden (acabando con el Vetus Ordo), del bautismo, y de los demás; pero esos tres, creo que son los sacramentos que más se burlan.

            Luego, tenemos el asunto escabroso de las vacunas. Como mencioné más atrás, las vacunas fueron pensadas para ser algo positivo: para facilitar al sistema inmune humano, inoculándole un patógeno a una persona, para que su organismo se vaya acostumbrando y genere inmunidad. Darse una vacuna, es equivalente a poner un niño con varicela, al lado de otro sano, cosa que el sano se enferme de una vez de varicela, y así nunca más en la vida tenga esa enfermedad (ya que es mejor tenerla de niño, que de adulto; esa enfermedad, concretamente). Infelizmente, esta gentuza Illuminati, usó y tergiversó el buen concepto original de las vacunas en un doble sentido: primero, con la medida compulsiva de muchos Estados de obligar a los niños a vacunarse (obligarlos a los padres que los manden a vacunar), cosa que es inmoral, antiético, inconstitucional y violatorio de los derechos humanos; y segundo, para colmo de males, colocando sustancias tóxicas en las vacunas para causar efectos secundarios como el autismo o el retraso mental a los niños. Por eso, poner timerosal en las vacunas es la misma clase de perversidad que colocar flúor en el agua “potable” o en la sal de cocina. Y lo más irónico de todo, es que las mismas personas (“ateos” militantes) que se indignan—tal como los anabaptistas—cuando los católicos bautizamos a nuestros niños (siendo bebés, lo antes posible, vaya a ser que se mueran y vayan al infierno), son las mismas personas que quieren obligar a que vacunen a los niños. Ser bautizado es que te tiren un poco de agua, natural y verdadera, nada raro, nada nocivo, que no afecta para nada al organismo, posee cero efectos secundarios, ¡y salva el alma! Por otra parte, una vacuna puede tener efectos secundarios muy perjudiciales para el organismo (ya que cada persona es un individuo, diferente a los demás), y es un supuesto “medicamento” que se los impone de forma compulsiva a un niño indefenso (nadie les pregunta nada, y para peor el Estado les obliga a los padres, porque si no, los multan o los ponen presos); esto, usando como papel higiénico el Código de Ética de Nuremberg, sobre el consentimiento informado hacia las personas… Y además, ¡los niños que son vacunados están sanos! No son pacientes. ¿Cómo van a aplicar un tratamiento a un paciente, que está sano? Y peor, ¿cómo van a aplicar un tratamiento a un paciente, sin su consentimiento? ¿Le preguntan al niño—mejor dicho, al bebito—si quiere ser vacunado? ¿Le preguntan al niño—cada vez más pequeño—si desea ir al jardín de infantes y luego a la escuela? ¿Le preguntan al adulto joven (que le llaman burlonamente de “adolescente”, ¡cuando es un adulto!), si desea ir al liceo? No, el Estado lo hace todo de forma compulsiva; y es tan totalitario, que ni siquiera les pide permiso a los padres. Comprendo que un niño pequeño que no puede hablar no puede dar consentimiento para nada; y por eso mismo, ¡con más razón no se debería vacunar a los bebés!, ni tampoco obligar a los niños a ir a la escuela… la escuela del Estado, para seguir adoctrinando para que la gente obedezca al Estado sin chistar, y se crean todas sus mentiras, como ésta de la falsemia del tal Covid. ¡Qué conveniente para el Estado y la Gobernanza Global! Todo un panorama muy conveniente para los esclavistas…

            ¿Por qué la querida UNICEF que se hace la “buena” con los niños, y los vacuna, los obliga ir a la escuela (los adoctrina), se opone al matrimonio de adultos jóvenes (que ellos llaman “adolescentes”, un término ofensivo y denigrante, porque quieren incentivar que los jóvenes adolezcan, padezcan y sean depresivos), alega que la “mayoría de edad” se alcanza recién a los dieciocho años? Claro, porque así los tienen a los jóvenes controlados, por más tiempo; para adoctrinarlos mejor en las “escuelas” del Estado, y que cuando sean adultos maduros, sean todos unos idiotas, funcionales a la Gobernanza Global. Es muy evidente darse cuenta que la verdadera educación sería libre y liberalizadora, para saber las cosas, promocionar la curiosidad y la avidez por conocimientos; no yendo a una escuela para leer manuales del gobierno (porque eso son los “libros de texto” de los escolares y liceales), sino viviendo la vida real, adquiriendo experiencia, haciendo experimentos científicos y por supuesto, leyendo libros e investigando por cuenta propia. Eso sería la verdadera educación: “homeschooling/unschooling”, educación domiciliaria o en algún centro educativo, pero privado y libre, no dominado por el Estado (y éste a su vez, por la Gobernanza Global).  ¿No es acaso, muchísimo mejor que un niño lea por ejemplo a Aristóteles, antes que lea un manual del gobierno donde te explican supuestamente lo que dijo Aristóteles, o Sócrates (que nunca escribió nada…, es un personaje) o Platón, o quien sea? Cualquier filósofo, cualquier científico, cualquier pensador de la historia, bastaría simplemente con leer directamente lo que ellos escribieron, para adquirir datos y después, cada uno, con su cerebro propio, procesara esos datos y lo transformara en información y en verdadero conocimiento. De nada sirve leer manuales del gobierno, sino sólo para convertirse en un esclavo funcional del gobierno (un “funcionario”, le dicen).

            Sigamos más analizando a Rolmigas; rebuzna: “el negacionismo de la perversidad del nazismo y del fascismo en general (como si olvidaran que se trató de un movimiento político neo-pagano…)”. He tratado en diferentes ocasiones sobre este asunto, aunque no siempre de la mejor forma, así que voy a resumir. Primero: no debemos poner todos los movimientos fascistas en la misma bolsa; segundo: el neopaganismo, fue un movimiento marginal en todas esas ideologías políticas, incluyendo en el propio nacionalsocialismo; tercero: el fascismo era católico; cuarto: dichos movimientos eran políticos, no religiosos; quinto: Mussolini era católico; sexto: Hitler fue católico hasta cierto punto, en que—según explicó Citreth y el propio Anthony Sutton—se volvió masón; séptimo: obviamente hubiera sido positivo que el Eje hubiera ganado la Quinta (mal llamada “segunda”) Guerra Mundial (1939-1945), pero es que ya estaba planificado que Hitler perdiera a propósito para darle la razón a los sionistas y fundar el Estado Satánico de Israel (nada que ver con el Santo Israel Bíblico); octavo: el fascismo era capitalista, mientras que el nacionalsocialismo era socialista (basta ver el nombre de la ideología, y los hechos económicos; si bien, el nacionalsocialismo era socialista, no llegaba al extremo de ser comunista, ya que permitía la iniciativa privada y libre empresa, aunque regulada por el Estado); y finalmente, ni el fascismo ni tampoco el nacionalsocialismo cometieron ninguna “perversidad”, si bien, obviamente en la guerra hubieron excesos de todas partes, pero principalmente por parte de los “queridos” aliados. En resumen, defender a la esencia espiritual de los aliados, por encima del Eje, es lo equivalente a defender el progresismo y toda su parafernalia sodomítica y feminista. Así que, en ese aspecto, Rolmigas no hace más que destilar su profunda ignorancia, una ignorancia tan grande que estoy seguro que deja al propio Logan—también hereje, pero al menos que defiende al Eje—sonrojado, de vergüenza ajena.

            Prosigue rebuznando Rolmigas: “¿Qué estas cuarentenas son violadoras de los derechos individuales? No lo niego, pero me sorprende que aquellos que niegan la existencia de los derechos individuales del hombre, hoy los reclamen y reivindiquen.”

            Supongo que se refiere a los de la “tercera posición” (es decir, Logan y compañía). Sin embargo, tanto ellos como Rolmigas y su obediencia a los mandatos del Nuevo Orden Mundial, son todos colectivistas y por ende, niegan los derechos individuales. Los católicos no negamos los derechos individuales, pero primero están los derechos de Dios, el Señor y Creador. Como yo soy individualista, es decir, anarcoindividualista, realmente creo y practico la máxima de Cristo (el Mandamiento Mayor) de “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mí mismo”. En suma: primero Dios, luego yo y mi prójimo, que es análogo a mí. Cada persona es diferente, pero todos somos creados por Dios y por ende, se deben respetar los derechos individuales. Entonces, Rolmigas confiesa que esas “cuarentenas” (que no son tales, sino confinamientos, y para peor, obligatorios en Argentina y la mayor parte de Europa; no en Uruguay) son violatorias de los derechos humanos. No necesita agregar más nada: no precisa decir que “encuentra raro que otros nieguen los derechos del hombre y luego los reivindiquen”. No pasa de un comentario basura, sólo hecho para intentar desacreditar a los católicos auténticos, usando el hombre de paja de los heréticos que creen en el “bautismo de deseo” y abrazan la “tercera posición”; en lugar de ser católicos en lo religioso, y libertarios-anarcocapitalistas en lo político y económico, como lo soy yo (sin dejar de ser tradicionalista/realista, anarcomonárquico y fascista libertario); que es a mí humilde entender, la posición más sensata y lógica.

            Una vez más pues, Rolmigas vuelve a apelar al hombre de paja: “¿Qué esta situación parece más propia de un Estado Orweliano? Por supuesto que sí, pero me llama la atención que los grupos fascistas que endiosan al Estado (y que confunden con la Patria en una muestra de interesante ignorancia de la filosofía política) estén tan preocupados por el despliegue del aparato represivo del Estado.” Con este enunciado dejó patente su supina ignorancia; por favor, ¡que me dé una cita de Mussolini, endiosando al Estado! Lo más cercano es cuando el Duce dijo: “todo dentro del estado, nada fuera del estado” (cita de memoria), en su “Doctrina del Fascismo”, pero como lo explicó Jacques de Mahieu, con “estado”, él se estaba refiriendo a país (o patria), no a Estado en mayúscula, como aparato represivo del gobierno, con su monopolio de la fuerza (y de la violencia). Mussolini no negó el libre mercado, Mussolini no negó la libertad individual, ni la libertad de expresión, prensa, reunión, cátedra, etcétera; Mussolini sólo fue un patriota, y además católico, pero eso sí: no fue un buen católico, sino un adúltero escandaloso. Una cosa es defenderlo en materia política, otra cosa muy distinta es pretender tenerlo como “ejemplo” moral a seguir, cosa que evidentemente el Duce no fue.

            Además, es obvio que las intenciones de Mussolini para con la Iglesia fueron de las mejores—al igual que Franco, entre otros—ya que firmó el pacto de Letrán, restauró la confesionalidad católica en Italia, defendió la institución de la familia, la autoridad del marido y del padre, etcétera. Así pues, Rolmigas, profesando ser sabio, se ha vuelto necio; para peor, calificando a los demás tradicionalistas de “ignorantes” (“ignorantes en filosofía política”), sólo porque él en su estupidez, no puede distinguir entre las obras públicas de Mussolini y sus pésimos errores privados; es lo equivalente en ignorancia que insultar a los Borgias o a los Papas de la “pornocracia”. Estos últimos no fueron muy “ejemplares” que digamos en su vida privada, pero muy a diferencia de los Antipapas del Vaticano II, no enseñaron ninguna herejía. Por lo visto también, Rolmigas confunde el autoritarismo propio del fascismo, del mismo nacionalsocialismo, de las mismísimas monarquías católicas de antaño, de las dictaduras hispanoamericanas, etcétera, con el totalitarismo propio del comunismo y el progresismo actual (socialdemocracia hipertrofiada).

            Pero Rolmigas se sigue burlando y destilando su profunda ignorancia, tal cual buen necio, cuando declara: “Entonces mi propuesta es la siguiente: si usted cree que el virus no existe, lo invito a que vaya al hospital más cercano a su casa y que realice el hermoso acto de piedad cristiana de visitar a los enfermos. Y si usted, que es sacerdote, en su sermón le dedica preciosos minutos a insultar a todos los que creen que la enfermedad y el virus son reales, olviando incluso cuál es el fin de las homilías, confundiéndolas con un debate teológico, lleve, sin ninguna protección los sacramentos a quienes tanto lo necesitan: los enfermos… eso sí, sin mascarillas, total es todo mentira.”

            ¿Y qué le hace creer a este engendro, que yo no lo he intentado? En primer lugar, él estando en Argentina, ni siquiera los permiten salir de sus casas; y estando en Uruguay, ¡no te dejan entrar a los hospitales para hacer actos de piedad cristiana de visitar a los enfermos! ¡Este tipejo se está burlando de los santos! Con esa “propuesta” ficticia, él no hace más que mofarse de los santos que, por ejemplo, en la Edad de Oro de la Iglesia, les importaba tres pepinos la peste bubónica, e iban a predicar la Palabra de Dios, y a visitar y consolar a los enfermos. ¡Si el propio Cristo curó a los leprosos!, y los tocó sin problemas; Rolmigas no hace más que burlarse de Cristo y de todos los cristianos, especialmente de los santos. Saben cuántas veces pude yo—siendo alguien dentro del rubro de la salud—ingresar a un hospital: sólo una y porque me dieron una autorización especial, y me tuve que poner en ese caso el bozal y me midieron la temperatura, y me preguntaron a dónde iba, todas medidas totalitarias. ¿Cómo puede proponer ese engendro que un cristiano va a tener permitido visitar a los enfermos? ¡Es un insulto directo a todos los cristianos de verdad!, cosa que él claramente no es, y quién sabe si alguna vez lo fue en la vida.

            Ya no pudiendo argumentar más nada, tras el atrevimiento de una propuesta imposible de aplicar, Rolmigas rebuzna: “Entonces ¿Estoy a favor del régimen de cuarentena? Por supuesto que no lo estoy, pero por razones diferentes a las que esgrimen algunos grupos conservadores y tradicionalistas. ¿Creo que existe la enfermedad? ¡Claro que sí! Pero también creo que sé cuidar muy bien mi salud, incluso mucho mejor que cualquiera de esos burócratas grises… y como sé cuidarme bien, también desconfío de los recientes amigos de la libertad provenientes de los más obscuros grupos neo-fascistas que hasta ayer, cuando escuchaban el término “libertad” gritaban “¡Masonería! ¡Vaticano II! ¡Herejía!”.”

            Ridículo. Alega que está en contra de la “cuarentena”—que no es cuarentena ninguna, ya que las cuarentenas son voluntarias y a los enfermos, no a los sanos—y no da ninguna razón; sólo indica que es distinta a la que poseen algunos grupos conservadores y tradicionalistas. Acto seguido, vuelve a hacer gala de su alcahuetería, afirmando y reafirmando la existencia de una enfermedad imaginaria, transmitida por un virus imaginario; ¿pruebas? No da ni una. ¿Para qué? Si toda su argumentación se basa en la simple premisa: “obedece al gobierno y cállate la boca”. A continuación, fanfarronea diciendo que “sabe cuidar muy bien de su salud”; luego, insulta a los libertarios, que provienen de “oscuros” grupos “neo”-fascistas (nunca entiendo la guarangada del “neo”; ¡qué alguien me la explique, por favor!), y usa otra falacia del hombre de paja más. Su necedad es tan cegadora, que él no puede percatarse que, entre el fascismo común y el fascismo libertario, existe un paso muy corto, pues ya lo adelantaba el propio Mussolini: “fascismo y libertad”.

            He notado en los últimos años, cómo muchas personas provenientes de la “tercera posición”, se han ido pasando de forma paulatina hacia el libertarismo—por medio del fascismo libertario—y finalmente decantándose en el anarcocapitalismo y panarquía, la teoría política más excelsa, ética y elevada existente hasta el momento, ya que, abarca las virtudes de todas las demás. Yo mismo he tomado ese camino, comenzando desde un batllista—como todo uruguayo—y luego pasando por el tradicionalismo común (realismo), el fascismo y finalmente, arribando al anarcocapitalismo, el cual, ¡no quita todo lo anterior! Y creo que realmente el anarcoindividualismo y el anarcocapitalismo, son favorecedores de todo lo opuesto a lo que impulsa el colectivismo; mientras éste propende con el “hombre nuevo” colectivista, la visión Ancap, busca ensalzar el individuo como único e irrepetible, forjando el “uomo universale”, polímata o como a mí me gusta llamarle, el “hombre completo”; una persona que no es esclava de los demás, ni tampoco esclaviza a los otros, una persona valiosa por sí mismo, bien educada para su propio beneficio (y de los demás, si así lo desea él), y no para ser un funcionario del Estado, meramente aprendiéndose sus manuales (dictados en primaria, secundaria y universidad). Por supuesto que, al contrario de lo que mienten los empantanados en la “tercera posición”, el “hombre completo” no niega la ayuda hacia los demás (siempre que la deseen), ni tampoco necesariamente tiene por qué vivir aislado. Todas las sociedades humanas pueden existir y desarrollarse mejor que nunca, bajo la óptica del anarcoindividualismo/anarcocapitalismo, sólo que, a diferencia de las vetustas sociedades compulsivas, ¡nuestra Quinta Teoría Política se basa en el voluntarismo!

            Así vemos que, en mi propia experiencia personal, yo comencé siendo un socialdemócrata—aunque de ideas conservadoras, y sin todas esas basuras anti-clericales y demás—y luego me fui volviendo cada vez más conservador y tradicionalista, comenzando con Plinio Correa de Oliveira, con su gran obra “Revolución y Contrarrevolución”. Luego, fui adentrándome en el fascismo, sin abandonar el tradicionalismo realista, y así fue surgiendo la Quinta Teoría Política o luxismo, el cual terminó compaginándose en el pensamiento anarcocapitalista que, en realidad, si analizamos con detenimiento es la teoría política más acorde con la doctrina cristiana, por lo que expliqué precedentemente acerca del Mandamiento Máximo del cristianismo.

            Pero Rolmigas, por lo visto, confunde liberalismo con libertarismo, puesto que el primero sí fue anticlerical y además antimonárquico; mientras que el segundo es una respuesta muchísimo posterior en el tiempo, donde no se niega la religiosidad ni tampoco la autoridad, siempre que ésta sea legítima. ¿Qué queremos decir los anarcocapitalistas con autoridad legítima? Pues sencillo: que sea voluntaria y no compulsiva; pero voluntariedad no implica democracia (la democracia es la forma impura de la politeia o república, y es del demoliberalismo), ya que la mayoría no tienen derecho de imponer su voluntad sobre las minorías (ni viceversa), sino que cada individuo tiene el derecho de elegir como autogobernarse. Como vemos también, el anarcoindividualismo y anarcocapitalismo es opuesto al falso anarquismo de izquierdas, ya que éste alega “negar toda forma de autoridad” (sea del Estado o cualquier otra forma de autoridad natural y legítima), y para ello, dicen que todos debemos ser “iguales”, es decir, imponen el igualitarismo; ¿y qué aparato coercitivo usan para imponer ese igualitarismo sino el propio Estado, al que alegan combatir? Eso demuestra la farsa antiética de los anarquismos de izquierdas, ya que ellos quieren imponer su voluntad por encima de las personas tradicionalistas y conservadoras, que nos gusta vivir tranquilamente en nuestra vida religiosa y obedeciendo a nuestras autoridades que nosotros mismos elegimos de forma voluntaria, como por ejemplo, reyes y demás. Porque la verdadera libertad, implica que las personas tienen el derecho de poder ser fascistas, autoritarios, monárquicos y fanáticos religiosos en el buen sentido del término. Yo si deseo vivir en una comunidad micronacional, como lo es CELTIC, que es católica y monárquica y fascista, tengo todo el derecho; del mismo modo que el que desea vivir en una comuna micronacional comunista al estilo soviético, alabando a Stalin, también tiene el mismo derecho de hacerlo.

Todo puede ser posible, siempre y cuando sea voluntario, entre todas las partes. Ésa es precisamente la autenticidad ética del anarcocapitalismo y la panarquía: que cada uno individualmente, puede decidir haciendo uso de su propia voluntad y razón, en qué asociación política desea afiliarse y si desea afiliarse a alguna o simplemente vivir en una micronación familiar o incluso, unipersonal. Por eso yo pienso que personas como Agustín Laje y Nicolás Márquez, entre otros, que son libertarios y minarquistas, son muy positivos para todos: tanto para los conservadores o derechistas, como para los progresistas e izquierdistas; así, estos últimos podrán irse a vivir tranquilos en sus micronaciones y nosotros en las nuestras. Cada uno en lo suyo, con su propiedad privada, sin agredir a nadie, y listo, ¡paz mundial asegurada!

Por supuesto, yo no soy tan ingenuo como para creer que todo ese mundo idílico es tan fácil, como que aseguramos la libertad y todo saldrá perfecto. Mi idea y que creo que es la que sostienen Agustín Laje, Nicolás Márquez, etcétera, es comenzar por el Estado minarquista y hacerlo paulatinamente más pequeño, hasta que desaparezca; por eso yo le aconsejaría a Lacalle Pou que, en lugar de abrir nuevos Ministerios, que comience a cerrar Ministerios y a impulsar la economía, para privatizar todo. Que al final, sólo las pocas empresas públicas que queden financien al Estado mínimo; y por último, el Estado desaparezca para siempre y las personas sean libres de organizarse de forma voluntaria.

Si bien Agustín Laje y compañía se dicen minarquistas o libertarios, ellos están colaborando con la promoción de la libertad, y además del conservadurismo y del catolicismo; porque si queremos algún día llegar a la Verdad como humanidad, primero debe existir libertad. Si los conservadores actuales piensan que el Señor Estado les va a asegurar la defensa del catolicismo, se equivocan profundamente. Lo sé por experiencia propia; durante dos lustros, defendí la existencia del Estado, y en el último lustro, de forma paulatina, me di cuenta de su completa inutilidad para defender las ideas cristianas; y no sólo de su completa inutilidad, ¡sino que me di cuenta de que es el verdadero enemigo a combatir! Si en verdad, los auténticos cristianos (y los otros conservadores no-cristianos), queremos defender la verdad y la justicia sobre este mundo, primero tenemos que luchar por la libertad; ya que, ¿cómo vamos a defender la verdad, si por ejemplo, decimos que la sodomía es pecado, y el Estado nos quiere meter presos?, o defendemos la vida, y dicen que estamos “atentando contra el derecho de la mujer” … ¡Es ilógico pues, defender al Estado! Al contrario, si realmente los católicos queremos que nuestra ideas y principios se difundan, debemos procurar la destrucción (pacífica, no como los desquiciados y ridículos “anarquistas” de izquierda, que vandalizan cosas) del Estado.

Luego pues, Rolmigas nos hace preguntas, las cuales cada uno las podría responder; las preguntas son: “¿Cuándo fue la última vez que preparó sopa y cargó unos termos y lo llevó a quienes no tienen hogar? ¿Cuándo fue la última vez que compartió la Palabra de Dios con alguien que está deprimido, triste o desconoce el Evangelio? ¿Cuándo fue la última vez que le agradeció a Dios por tener salud? ¿Cuándo fue la última vez que, en lugar de perder tiempo en escuchar a un ignorante hablar sobre el coronavirus, se hincó de rodillas y pidió a Dios perdón por sus pecados?

Las responderé de forma honesta, claro está; primera respuesta: nunca lo hice, ni lo pienso hacer; segunda respuesta: ayer; tercera respuesta: hoy; cuarta respuesta: hoy.

Por último, Rolmigas culmina apelando a una especie de burla, ya que supone que quienes niegan la falsemia, no leen la Biblia. ¡Argumento ridículo!, que ni siquiera vale la pena analizar.

Como vemos, la falsemia tiene sus acérrimos defensores incluso entre las filas de quienes se dicen “adalides” de la fe y cínicamente acusan de “infiltrados”, siendo ellos los verdaderos infiltrados. ¿En qué me voy a infiltrar yo, si soy católico independiente que no está en ningún “grupito”? ¡Es una afirmación tan ridículamente absurda, que se derrumba por su propio peso!

En esta breve exposición discursiva, pienso que he tratado por lo menos, la mayoría de los aspectos a considerar acerca de la falsa epidemia de coronavirus Covid-19. Lo curioso es que, desde el viernes 13 de marzo, cuando la farsa llegó a Uruguay, en delante, si bien yo al principio desconfié, luego me di cuenta a cada día que pasaba, que esto del Covid-19, no pasa de un absoluto circo. Estuve tentado en el principio de la farsa, a creer en ella, por supuesto; pero todos los días, le pido a Dios que no me deje caer en las tentaciones del pecado y me libre de todo mal. Y como Él mismo dijo que “pidan y se os dará”, yo le obedezco, le pido y me da; cada día rezo el Santo Rosario, para que me aumente la fe, la esperanza y la caridad, y es impresionante cómo realmente funciona, ya que ahí me doy cuenta de que no tengo que creer en nada de lo que digan los “científicos” oficialistas, en ninguno de sus paradigmas y doctrinas falsas. Y es estupendo, porque mi fe en Dios y la Biblia (su Palabra Divina) es inversamente proporcional a mi vestigial fe en la “ciencia” oficialista; entonces—para disgusto de los raulmiguelistas y todos los demás sectarios quienes pretenden usurpar el nombre de “cristiano” y el sobrenombre de “católico”, así como el apodo de “conservador” o “tradicionalista”—yo no sólo me contento en pensar y negar el virus imaginario Covid-19, sino que niego innumerables dogmitas más del Sistema global, que no vale la pena enumerar aquí, porque ya los he mencionado y los continuaré mencionando.

Como vemos además, es muy chistoso cómo hasta el título del vómito de Raúl Miguel—no olvidemos que él no escribe artículos—es mentiroso, puesto que él alega que existe una “pandemia de negacionismo”, cuando lo más pandémico que hay en el mundo es el afirmacionismo y la estupidez humana. ¡Es completamente al revés de lo que él dice! Es exactamente igual a las feministas, cuando hablan de “heteropatriarcado opresor”, cuando la mayoría de las profesionales universitarias de este país son mujeres, y las mujeres siempre tienen los más grandes beneficios, y no sólo actualmente, eh, ¡sino históricamente!; vamos, que ser mujer debe ser de los privilegios más grandes que existen sobre la faz de la Tierra; a las mujeres ni siquiera les hace falta pensar, para tener el mundo a sus pies; basta seducir con su mirada lasciva y todos les hacen caso. Nosotros, los varones—los feos de la especie—tenemos que conformarnos con nuestra fuerza e inteligencia, para que después las mujeres tengan la desfachatez de decir que “las oprimimos” … ¡En fin! Parece que el mundo fuera una gran comedia. Y así tal cual invierten la realidad las femiorcos, estos afirmacionistas y lameculinoicos como Rolmigas, pretenden darnos la falsa sensación de que el mundo está repleto de negacionistas.

Ojalá las personas se “despertaran” hacia el lado luminoso de la conspiranoia, “se pusieran el sombrero de papel aluminio”, y comenzaran, en efecto, a negar las mentiras globalistas de los judeo-Illuminati; o por lo menos, a cuestionar las cosas. Pero claro, para eso se debe tener una gran fuerza de voluntad, puesto que comprendo que debe ser difícil para la mayoría de las personas, comenzar a cuestionar lo establecido, ya que desde niños fueron adoctrinados con manuales del gobierno, para obedecerlo. Y para peor, cada vez el gobierno impone la obligatoriedad de la “educación” (adoctrinamiento) a edades más tempranas; el inicio a edades más tempranas y la finalización a edades más tardías: hacer que las personas sean consideradas “adultas” recién a los dieciocho años, y considerar “jóvenes inmaduros” a personas de veinte o treinta años; todo sea, para tener al mayor número de personas posibles, bajo la tutela del Estado por más tiempo. Por eso, por supuesto, es que también suben las edades mínimas para casarse, para consentir, etcétera; porque necesitan que la adultez se atrase a toda costa, por dos motivos: el ya mencionado adoctrinamiento, y obviamente, bajar las tasas de nacimientos. Ya he tratado en innumerables ocasiones, como los judeo-Illuminatis están obsesionados por disminuir la población mundial a toda costa: aborto inducido, anticoncepción, atraso matrimonial, feminismo, homosexualismo, venenos, guerras, todo sirve para que la población mundial disminuya. Y además, otra buena manera de disminuir la población mundial es engordando las cifras de personas que existen en el mundo: ellos alegan que somos siete mil millones de personas, pero yo no tengo por qué creerles tampoco en esa mentira. Para mí que somos muchísimos menos de lo que nos dicen. No creo que haya tantos asiáticos y negros como dicen que hay; y obviamente, la raza blanca cada vez se vuelve un porcentaje más pequeño gracias al inmigracionismo y mestizaje excesivo. El objetivo de (((ellos))) es extinguir primero la raza blanca y luego acabar con la amarilla y por último con la negra, mezclándolas y haciendo que todos los hombres sean sus esclavos.

Por último, quiero aclarar que este artículo puede resultar escueto, en cuanto para probar en profundidad sobre la inexistencia del Covid-19, pero debo recordar que yo no necesito demostrar esa inexistencia; al contrario, son los afirmacionistas del Covid-19 (los “covidianos”), quienes ostentan la carga de la prueba, ya que hacen la afirmación extraordinaria, por fuera del sentido común y lo que se observa de forma habitual. Nosotros no vemos ningún coronavirus Covid-19; y por ende son los covidianos quienes deben mostrarnos fotografías del virus para evidenciar su existencia: pero fotografías reales y no—en palabras de Ibáñez—“composiciones hechas por ordenador”.  

 

EXTRA: ¡CONFIRMADO! LA UNICEF—ORGANIZACIÓN DE LA ONU PARA LA INFANCIA—ES COMPLETAMENTE SATÁNICA; DE HECHO, CELEBRAN FIESTAS CON CELEBRIDADES DISFRAZADAS DE DIABLOS Y DEMONIOS.

 

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Como vemos, pues, cuando nos digan que la Unicef quiere “defender la infancia”, sepan que es mentira; ellos son responsables de las vacunas envenenadas con timerosal, porque quieren disminuir la población mundial. Para ello, también incentivan los métodos anticonceptivos y buscan imponer en todos los países del mundo, que la edad mínima para casarse sea recién a los dieciocho años.

Por supuesto, el número 18, también tiene un gran simbolismo satánico—nada lo hacen por casualidad esos brujos—. Si sumamos los dígitos de dieciocho, tenemos uno más ocho, es decir, nueve. El nueve, según la significación bíblica representa el “fin”, el ocaso, la destrucción, el caos; aunque también representa el Juicio divino, del cual ellos precisamente se burlan, porque desean el “fin de la especie humana”. De hecho, (((ellos))) promueven dos grandes movimientos destructores: el Movimiento por la Extinción Humana “Voluntaria” y el Movimiento “Race Traitor”. Este último busca que las personas de raza blanca, traicionen a la raza, mezclándose con otras razas; de hecho, existe toda una maniobra degenerada, apestosa y pornográfica para incentivar las relaciones sexuales interraciales; de hecho, (((ellos))) impulsan el inmigracionismo y se jactan de que los moros y negros subsaharianos violen a las mujeres blancas (especialmente de Europa). También, otro sector más extremo, incentiva la castración (“esterilización”) humana, por infinitos métodos anticonceptivos, con la finalidad de que el hombre se extinga por completo; también procuran directamente que ya la gente no espere más y se suicide. No sólo con el “suicidio demográfico”, sino incentivando que las personas se sientan depresivas y desesperanzadas, y participen en subnormalidades como la “Ballena azul” y otras estupideces.

(((Ellos))) incentivan el aborto inducido y la anticoncepción, del mismo modo que atacan al matrimonio heterosexual, a la vez que impulsan el homosexualismo. Son tan degenerados e inmundos, que se tiran de puritanos al punto de declarar que la poligamia, la endogamia o las relaciones intergeneracionales son de lo peor, ¡cuando lo peor que existe es la sodomía! Bueno, lo segundo peor, luego del bestialismo (zoofilia) y necrofilia. Toda esa gentuza satánica de la Unicef, parte de la ONU, incentivan ya de forma no tan subrepticia, y cada vez más explícitamente, toda degeneración posible—de una forma obsesiva y compulsiva—para que el ser humano no se reproduzca, se suicide y finalmente se extinga.

Ahora, pensemos un poco, y preguntémonos todos. ¿Qué seres pueden desear que nuestra propia y querida humanidad se extinga (que desaparezca por completo)? No hablemos sólo de la raza blanca, sino de todo el género humano; ¿quién podría desear nuestra propia destrucción sino el Enemigo Número Uno del género humano, Satanás? Ahora bien, yo me pregunto, ¿le vamos a dar ese gusto al diablo? ¿Nos vamos a suicidar todos, dejarnos de reproducirnos, y seguir creciendo como humanidad, en mayor cantidad y sobre todo, calidad? Ya sé que el hombre tiene muchos defectos y tiene una gran parte de la historia que es odiosa y repulsiva; pero, también tenemos muchas cosas positivas que, últimamente poco se habla.

Y si nos damos cuenta de que el diablo quiere extinguirnos, es porque obviamente odia a Dios el Creador y le tiene envidia; por eso quiere destruir al hombre, para sustituirlo por los nefilims, abominaciones sin alma y engendros de Satanás. Infelizmente, existen algunos hombres traidores a nuestra especie, que piensan que pueden esclavizarnos a todos y que los nefilims, diablos y demonios, los van a dejar vivos a ellos, como recompensa por su traición.

Esto debería dejar de una vez por todas de ser una guerra de hombres contra hombres, para por fin convertirse en una guerra de seres humanos—criaturas de Dios—, contra los esbirros de Satanás. Por eso, debemos oponernos a Unicef y a toda la Organización de las Naciones Unidas.